La París – Roubaix más surrealista de la historia

Serse Coppi y Fausto Coppi en la París - Roubaix de 1949

Un error de la organización acabó provocando un desastre que duró tres meses hasta su resolución

Serse Coppi y Fausto Coppi en la París - Roubaix de 1949

De momento, hasta el día de hoy, no hay precedentes de lo ocurrido en aquella edición de la París – Roubaix. Y es que, lo que se esperaba que fuese un duelo mano a mano entre Rik Van Steenbergen, ganador de la París –  Roubaix de 1948, y el italiano Fausto Coppi, que debutaba en el Infierno del Norte, se acabaría convirtiendo en la París Roubaix más surrealista, decepcionante y disputada – eso sí, en los despachos – de la historia de la carrera francesa.

Un pelotón de 217 corredores empezaban la carrera sin saber lo que al final acabaría pasando. Rápidamente, la dureza, el frío y los adoquines, que hacen a esta carrera una de las más duras del calendario ciclista, provocaron que el pelotón se fracturase en mil pedazos. Corredores como el favorito Rik Van Steenbergen o el suizo Ferdi Kubler, que fallecía en diciembre de 2016, abandonaban la carrera por duras caídas provocadas por un suelo resbaladizo que había dejado la lluvia sobre los adoquines.

No fue hasta a falta de 26 kilómetros del final, cuando Jesús Moujica, los belgas Florent Mathieu y Frans Leenen y el francés André Mahé se marcharon en solitario en busca de la tan ansiada victoria en el Velódromo de Roubaix. De nuevo, el infortunio se cebaría con los corredores. Moujica y Florent Mathieu veían como sus opciones de triunfo se desvanecían al caerse al suelo. La victoria parecía que estaría entre Frans Leenen y André Mahé, pero el guión de esta París – Roubaix parece que fue sacado de las mismísimas manos del cineasta Alfred Hitchcock.

Cuando estos dos corredores, supervivientes de la odisea que tuvieron que pasar a lo largo de más de 250 kilómetros de carrera, fueron a pasar al Velódromo de Roubaix donde estaba la meta, un policía, encargado de dirigir a los corredores el camino a la meta, les indicó erróneamente y estos entraron al velódromo por la puerta de la sala de prensa. Mahé acabaría ganando el sprint a Leenen y el francés daría la vuelta de honor por el mítico Velódromo de Roubaix. Pero por detrás, unos segundos más tarde, un grupo en el que ganó el sprint Serse Coppi, hermano de Fausto Coppi, cruzaba la línea de meta por el lugar correcto y, por donde deberían haber pasado Leenen y Mahé si no se hubiese equivocado el policía en sus indicaciones.

Fue aquí cuando empezó todo el lío. De primeras, la organización nombró a Mahé como ganador de la París – Roubaix. Algo que no le gustó demasiado a Fausto Coppi, que llegó a meter presión a la carrera francesa para que le diesen ganador a su hermano Serse Coppi. El italiano, que en esos momentos ya era una estrella del ciclismo, puso una reclamación en el que alegaba que el itinerario no ha sido respetado por Mahé y Leenen. Mahé fue descalificado y la victoria se la dieron a Serse Coppi.

Pero esto no quedaría así. La Federación Francesa decidió poner otra reclamación que acabó dándole la victoria de nuevo a Mahé. La Federación Italiana volvió a reclamar, y Fausto Coppi llegó incluso a presionar de tal modo a la organización de la París – Roubaix que les amenazó con que si no le daban la victoria a su hermano Serse Coppi, él no volvería a correr nunca más El Infierno del Norte. ¿La solución final? La organización de la París – Roubaix acabaría dándole a Serse Coppi y a André Mahé como ganadores de la carrera francesa.

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