¿Todo es posible y nada es imposible?

El otro día mirando Twitter, vi que una página colgaba un artículo con la siguiente frase de titular: “Nada es imposible”. Y a pesar de haberla oído y visto escrita miles de veces, ese día paré a reflexionar. ¿Es una frase que ayuda…o quizás perjudica? -me pregunté. Y la respuesta que encontré fue: “pues depende”.

Por un lado, puede ser muy motivadora para aquellas personas que tienen un proyecto a punto de caramelo. Ya que, el hecho de oír frases como esta puede dar seguridad y puede ayudar o animar a seguir adelante. También tiene un efecto positivo cuando conocemos la historia de alguna persona con disCAPACIDAD que ha acabado siendo deportista en los juegos paralímpicos y eso nos hace abrir los ojos y pensar “ostras, si este chaval ha conseguido todo esto faltándole los brazos y las piernas, yo también puedo conseguir esto otro”. Estos casos creo que plasman muy bien el “buen-uso” de la frase. Pero por otro lado, la misma frase enfocada de distinta manera puede llegarnos a perjudicar. ¿Cómo? Pues cuando nos marcamos (o marcamos a los demás) expectativas poco o nada realistas, que están muy por encima de nuestras posibilidades o incluso por encima de nuestras condiciones (personales, sociales, económicas…). Ejemplos hay para dar y regalar: exigirle a un hijo que juegue como Messi, querer ser el presidente de Estados Unidos, pretender casarte con Monica Bellucci, querer comprarte una mansión cuando apenas llegas a fin de mes…

A todo esto, alguien podría decir: “Pues Richard Gere está con una española” o “a mi primo el del pueblo le tocó la lotería y ahora parece un ministro”. Sí, claro, hay excepciones. Pero son muy contadas. Y si mi vida va a depender de que me toque la lotería… pues quizás no voy por el mejor camino. Aplicándolo al deporte, la frase “nada es imposible” puede ser incluso perjudicial si se enfoca sin conocimiento. Ya que, si se pretende hacer la Quebrantahuesos habiendo entrenado solo con paseos en bici a lo “verano azul”, aparte de irrealista puedes poner en riesgo tu propia salud.

¿Se puede hacer la Quebrantahuesos? ¡Por supuesto! Siempre que haya un entrenamiento previo detrás. Y lo mismo con otros aspectos de la vida: ¿puede un joven crear su propia empresa y tener éxito? ¡Claro! Pero lógicamente tiene que haber horas de dedicación, esfuerzo, perseverancia, creatividad, saberse levantar, aprender de las caídas… entre muchas otras cosas.

Otro punto importantísimo a tener en cuenta es el de la autoestima. No podemos permitir que esa autoexigencia o esas expectativas desproporcionadas dañen la imagen que tenemos de nosotros mismos, porque entonces conseguiremos el efecto contrario. No somos peores personas por no tener talentazo jugando al fútbol, no somos menos importantes por tener un trabajo humilde y por supuesto no valemos menos por fracasar en algún proyecto. Somos más que todo esto. A veces se gana y otras se pierde. E igual que ganar es muy fácil y agradable, también hay que saber perder. Perder incluso nos puede enseñar más cosas que ganar y además, nos ayuda a ser más humildes.

Quizás la clave de todo esto está en el equilibrio. No irnos tanto a los extremos “todo” o “nada” y tener en cuenta los matices. Es cierto que a veces nos autolimitamos y que hay sueños que con mucho esfuerzo y dedicación se pueden conseguir. Soñar es bonito, muy bonito. Mi tío de Bilbao siempre dice “el mundo se mueve porque los sueños existen”. Así que soñemos y trabajemos para hacerlos realidad. Pero no perdamos el sentido común. Que a veces, es el menos común de los sentidos.

@AresZamoraPsico

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: