OPINIÓN | La cacicada de la UCI

Si se podía comunicar de alguna forma el positivo de Chris Froome, se ha hecho de la peor manera posible. Sí, tres meses después de que la UCI conociese que el corredor británico daba positivo por albergar en su cuerpo 2000 ng/ml de Salbutamol (broncodilatador que se usa para tratar el asma), sacan un informe en el que confirma que el cuatro veces campeón del Tour de Francia dio positivo en uno de los tantos controles antidoping que realizó en la Vuelta a España.
¿Por qué tanta demora para un tema de este calibre? ¿Por qué hacerlo público cuando todavía ni siquiera ha terminado el ‘juicio’? El máximo organismo del ciclismo mundial, la UCI, está sufriendo una serie de cambios desde que Lappartient, actual presidente de este organismo , ganase por la mínima en las elecciones a Brian Cookson. Éste (Lappartient), no sé si por culpa de su complejo de poder y autoridad, o porque su capacidad de gobernar es similar a la de Donald Trump, desde que llegó al poder ha intentado “revolucionar el ciclismo”, y sí, pongo entre comillas porque no creo en sus medidas, abriendo viejas heridas del pasado.
Y es que con una legislatura tan complicada como la que le viene a David Lappartient, donde ya ha tenido algún encontronazo con alguno de los directores más importantes del pelotón, es fundamental tener a la prensa a su favor, y no a cualquier periodicucho, sino a los más importantes e influyentes. Estamos hablando de Le Monde y The Guardian.
Casualmente, Chris Froome dio positivo el 7 de septiembre de 2017, fecha en la que todavía estaba al mando de la UCI Brian Cookson. Éste decidió no decir nada, y esperar a que Froome y Sky diesen una explicación, que todavía no ha llegado, a la cantidad de 2000 ng/ml de Salbutamol que había en las muestras de orina del británico. Su decisión, guste o no, fue la de ser cautos ante un presunto caso de dopaje que podría abrir, como he dicho antes, las viejas heridas del pasado. Y digo presunto porque hasta que un juez, en este caso la AMA o el TAS, no se pronuncie, es presunto caso de dopaje. Vamos, que lo que decidió Brian Cookson fue no decir nada hasta que el caso se resolviese y tuviésemos culpables, o simplemente una anécdota más.
La ‘cacicada’ llegó en el momento que David Lappartient entró como nuevo presidente de la UCI. En ese momento, el francés tenía en su mano toda la información sobre ‘el caso Froome’. ¿Qué decidió hacer? Como he dicho antes, Lappartient busca apoyos en cualquier sitio para que la legislatura sea lo más amena posible. Así que, y esto, ya es interpretación mía, decidió contar el positivo de Froome a los compañeros de Le Monde y The Guardian, con el objetivo de que estos no hablasen mal de las futuras decisiones como presidente de la UCI. Lo que no sabía Lappartient es que estos dos periódicos iban a sacar la información mucho antes de lo esperado, dejando al desnudo a la UCI, a Froome, a Sky, y sobre todo, a la imagen del ciclismo que vuelve a ser mirado con una lupa negra que no le va a dejar de perseguir nunca. Con esto no estoy defendiendo tapar los casos de dopaje, solamente pido que, puestos a acusar, se acuse cuando se haya tomado una decisión sólida e irreversible, sin dejar a la opinión pública que manche y ensucie nuestro deporte. ¡Bravo Lappartient! Todo lo que no querías que sucediese, ha sucedido.