Las lágrimas de Julian Alaphilippe

El francés ha roto a llorar cuando ha llegado a meta
Una nueva edición del Tour de Francia y un año más donde Julian Alaphilippe vestirá por decimoquinta vez el maillot amarillo. El corredor de Deceuninck Quick Step sabía donde tenía que atacar, tenía reconocido el terreno a la perfección, y en cuanto la carretera picaba un poco para arriba no se lo ha pensado dos veces y ha soltado un demarraje al que solamente ha podido seguirle Hirschi y Adam Yates.
El trío de cabeza ha sabido mantener los 20 segundos que tenían con el pelotón, y en un sprint bastante disputado el francés remató un día que tenía marcado en rojo. En meta, señalando al cielo y rompiendo a llorar, ha querido dedicarle este triunfo a su padre fallecido en junio de 2020. “Lo que llevamos de este 2020 no ha sido una buena época para mí, por los problemas generados por la pandemia y por tantas circunstancias que lo rodean. Perdí a mi papá, una de las personas más importantes de mi vida“, comentaba con pucheros en meta.
Ahora, y otra vez en lo más alto de la clasificación, parece imposible que pueda repetir lo que consiguió el año pasado. Aún así, el francés tiene claro que defenderá con uñas y dientes el maillot amarillo. “No regalaré esta preciada prenda. Vine centrado en lograr alguna victoria parcial. Como ya está borrado ese objetivo, hasta donde llegue”. Y es que tras varios disparos al palo en 2020, donde todavía no había conseguido ganar, la presión parece desvanecerse para el galo. “No había ganado aún en esta temporada, lo que me provocaba un poco de ansiedad y presión“, terminaba.