Carta al guionista de Milán – San Remo

Bravo. Simplemente espectacular. Mis más sincera enhorabuena al guionista de la 107ª edición de Milán – San Remo. Drama, nervios, tensión, felicidad, lágrimas… Lo ha tenido todo. Sabíamos que harías un gran trabajo, pero no una obra maestra como esta. Has sido capaz de hacer llorar de alegría a Francia, pero también de hacer llorar de tristeza a toda América Latina.
Todos nos imaginábamos cómo empezaría la carrera, e incluso podíamos visualizar un final alternativo, pero nunca un epílogo como este. Les diste esperanzas a corredores como Roger Kluge, Maarten Tjallingii, Matteo Bono o Jan Barta (Bora-Argon 18), que se aventuraron en una odisea de intentar rodar en solitario casi 300 kilómetros. Pero tan rápido como les diste esperanzas, se las quitaste en la subida a Cipressa.
Nos dejaste expectante durante la ascensión. Nadie quería mover ficha, y ya casi al final mandaste mover a Giovanni Visconti junto a Ian Stannard para darle más emoción. Lo estabas consiguiendo, nadie podía moverse del sofá.
La subida al Poggio, a falta de 6 kilómetros para el final, se preveía que sería la secuencia climax de la carrera. Sin embargo, quisiste seguir jugando con nuestras emociones y sentimientos y planeaste una “parodia” del mundial de Ponferrada. Kwiatkowski, ahora vestido de negro Sky, se lanzaba sin miedo a por la victoria como en Ponferrada. Pero esta vez, no dejarías que el polaco saliese vencedor. Tú querías alguien diferente, algo inesperado.
Entre la lista de posibles vencedores se encontraban Fabian Cancellara, Peter Sagan, Nacer Bouhanni, Fernando Gaviria y Greg Van Avermaet. Podías cerrar la película de muchas formas. Un final feliz para despedir a Fabian Cancellara en su último año como ciclista profesional. La revancha de Peter Sagan ante Greg Van Avermaet por Omloop Het Nieuwsblad y Tirreno – Adriático. O simplemente podrías haber convertido a Fernando Gaviria en el niño prodigio de Latinoamérica. Pero no. Rompiste las reglas del séptimo arte y cerraste tu mayor obra con el drama.
Porque todos cuando vimos enfilar a los corredores en los últimos 200 metros pensábamos que sería un duelo entre Sagan, Gaviria y Van Avermaet. Pero te opusiste a ello. Rompiste el corazón a un chaval de 21 años que como diría el poeta Oliveiro Girondo, lloraba a lágrima viva, lloraba ante las puertas de ser el primer sudamericano en conseguir Milán – San Remo. Pero no te quedaste ahí. Seguiste con tu despiadado guión.
Eras conocedor de la máxima rivalidad de Nacer Bouhanni y Arnaud Demare. Por eso, tuviste que elegir a uno de ellos como sucesor de Laurent Jalabert, último francés en vencer en la “Classicisima”. Elegiste a este último. De nuevo, pero esta vez en forma de fallo mecánico, le robaste la victoria a Nacer Bouhanni que cabreado, no paraba de golpear al manillar de su bicicleta. Mientras tanto, tu elegido, Arnaud Demare se reía incrédulo por su victoria en el primer monumento de la temporada.
No sé cuantos premios te darán al mejor guión del año, pero estoy seguro que directores de cine como Stanley Kubrick o los hermanos Coen están ahora envidiosos de ti. Enhorabuena.