Vicente Blanco para competir en el Tour de Francia en 1910, se desplazó desde Bilbao hasta París con su propia bicicleta. El ciclismo de antaño nada tenía que ver con el presente. Participar en un Tour de Francia era una aventura tan valiente como irse a la guerra.

Una Vida con obstáculos

Vicente Blanco nació en Deusto en 1884, y bien joven tuvo que irse a partirse la espalda para intentar llevar dinero a casa. El vasco trabajó en diversos empleos hasta que al final recaló en una fábrica de siderurgia. Vicente, en sus ratos libres siempre que podía le daba pedaladas a su bici. Tenía un físico potente dado a los trabajos tan sacrificados que hacía. Un día cualquiera de trabajo tuvo un final bastante trágico para él. Una barra de metal al rojo vivo le entró de abajo a arriba por el talón, dejándole todos los músculos del pie izquierdo destrozados.

Esto ya de por si fue un palo muy grande en su vida, pero no sería el único. Un tiempo después, unos engranajes de una maquina con muy poca seguridad como las que existían antes le atraparon el pie derecho, haciéndole perder los cinco dedos. El ciclista lejos de venirse abajo siguió luchando, trabajando y dando pedaladas. A partir de ahí la leyenda del  “cojo” empezó a escribirse.

La leyenda del cojo

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Vicente blanco tenía dos muñones en los pies, el ciclista supo invertir el poco dinero que le dieron por la indemnización de la tragedia.Vicente compró una vieja bicicleta oxidada y sin ruedas que reparó como pudo siguió con la pasión de ser ciclista. Empezó a participar en carreras y con su primer premio se casó con su novia. Tuvo diversos problemas con el alcohol y hubo muchos rumores sobre su estado de salud. El ciclista no hacía caso a las habladurías y se haría con el triunfo de campeón de España por dos veces. La primera vez que obtuvo el premio lo ganó con una bicicleta que le regaló un vecino.

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Camino al tour

La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf! ¡Vaya viajecito! (Hunter S. Thompson).

A Vicente, a pesar de las adversidades se le había metido en la cabeza ir al Tour de Francia. Como su poder adquisitivo era muy justo, la única solución era llegar a la salida en bici, que en esos años se hacia desde Paris. Salió de Bilbao hacia Paris sin miedo, 1100 kilómetros tendría que recorrer en cinco días si quería llegar a tiempo.

”El Cojo” tomó la determinación de competir en la gran ronda gala. Los rumores sobre la misma afirmaban que era una amenaza para los ciclistas, quienes pasaban hambre , sed y padecían múltiples enfermedades. El recorrido de aquellos años era espectacular, y casi criminal,  con etapas con muchos puertos de primera y con más de 200 kilometros. Esa circunstancia provocó que una cuarta parte de los inscritos se retirara antes de comenzar la prueba, pero no el valiente Vicente Blanco, que terminó de convencerse cuando leyó en los reglamentos de la carrera aquello de “el corredor sale solo a la aventura”.

Llegó el día de antes, y un mecánico español le proporcionó una bicicleta más ligera, de 15 kilos. Antiguamente había dos categorías para participar, los que iban con un equipo patrocinador y los isoles que iban sin equipo. Vicente seria del grupo de los sin equipo algo todavia aun más duro porque debían buscarse la vida no sólo para terminar las etapas, sino también para comer, alojarse, solventar cualquier problema que les sucediera durante la carrera.

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Vicente Blanco sujetando su bici junto al sonriente  Maurice Garin

El 3 de julio, después de dormir mal y amanecer con el cuerpo dolorido, Vicente Blanco se dispuso a afrontar su primera etapa del Tour. El bilbaíno no duró ni una jornada, aunque Vicente Blanco no figura en la clasificación de aquella etapa, de París a Roubaix, el español asegura que sí había llegado al final, que había completado los 272 kilómetros. Fuera de control, eso sí. Achacó el fracaso a las averías, al cansancio, a las caídas…pero sobre todo a que “no pude hacer nada contra aquellas fieras bien alimentadas”.

A pesar de no conseguir su objetivo de terminar la ronda gala, cuando volvió a Bilbao fue recibido como todo un héroe.

La fama le permitió codearse con la gente importante de la época y, por ejemplo, el torero Cocherito de Bilbao llegó a presentarle a sus amigos como “el hombre que en su cuerpo reúne, él solo, más cicatrices que todos los toreros de España juntos”.

Vicente, después de todo aquello nunca quiso volver hablar del Tour de Francia y siguió compitiendo en España con diversos resultados. El bilbaíno invirtió lo que ganó en varios negocios que fueron a bancarrota.Vicente falleció a los 73 años, pero su leyenda solo acababa de comenzar.

Vicente blanco era el primer español que se tenía constancia que intentó terminar el tour, en el 2003 se supo que otro español José María Javierre se apuntó a la ronda con nombre francés y fue el primero en terminarla en 1909.

Después de todo aquello, Salvador Cardona conseguiría en 1929 la primera victoria de etapa en el Tour de Francia, pero eso como se suele decir es otra historia…

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