La muerte de Ferdi Kübler y el fin de la época de oro del ciclismo

A sus 97 años, el ganador del Tour de 1950 fallece en Zürich
Se apaga la llama de la época dorada del ciclismo. La de los Coppi, Bartali, Bobet, Bahamontes, Walkowiak, Géminiani o Ferdi Kübler. El mundo del ciclismo se encuentra de luto después de que la mujer de Ferdi Kübler anunciara que el campeón del Tour de Francia de 1950 fallecía en un hospital de Zürich en la madrugada de este jueves.
Con él se van las innumerables cabalgadas por las carreteras de Francia, que emulando a un caballo cabalgando impresionaron al público francés durante la década de los 40 y 50. Atrás quedan ya las emociones que se vivieron en el Tour de Francia de 1950.
Jean Robic, fruto de esa garra que tanto le caracterizaba al Cabeza de Cuero – apodo que se le dio al francés tras partirse el cráneo durante la París – Roubaix – se iba al suelo durante la segunda semana de la Grande Boucle.
Jean Robic, que en esos momentos era el héroe nacional en Francia, perdía muchas posibilidades de poder volver a ganar el Tour. La afición francesa, frustrada por el infortunio que vivió Jean Robic, intentó boicotear la carrera amenazando y agrediendo a Gino Bartali, al que le acusaron de provocar la caída de Robic.
Como consecuencia de estos ataques a Gino Bartali, todos los ciclistas italianos, incluido el maillot amarillo, que en esos momentos lo poseía Fiorenzo Magni, decidieron abandonar la carrera francesa. El Tour, que pasaba por el norte de Italia, tuvo que cambiar el recorrido para evitar males mayores. Con la ausencia de corredores como Gino Bartali, Fiorenzo Magni y la mala situación en la clasificación general de Jean Robic, el duelo entre Bobet y Kübler estaba servido.
A pesar de los 30 años que ya tenía Kübler, su tozudez pesaba más que los años. Bobet junto a Géminiani atacaron al suizo durante la ascensión de Saint Etienne por el col de la República. Kübler, que en esos momentos portaba ya el maillot amarillo, parecía que le costaba seguir el ritmo de los franceses, y hasta se quedó descolgado. Pero como hemos dicho antes, estamos hablando de la época dorada del ciclismo, donde unos minutos de desventaja eran recuperables. Kübler, enrabietado, malherido pero nunca hundido, se abrochó el maillot con fuerza, se agarró al manillar de su bicicleta y con esa postura aerodinámica que tanto le caracterizaba empezaba su particular remontada. Al final, el suizo, con más pundonor que fuerza, fue capaz de alcanzar y superar a los franceses. El Tour de 1950 tenía ya nombre.
Ferdi Kübler llegaría a París como un héroe en Suiza. Había conseguido una gesta impensable en el país helvético. Se había convertido en el primer suizo en ganar el Tour de Francia. Y aunque al año siguiente, su compatriota Hugo Koblet ganase la Grande Boucle, el honor era para Ferdi.
Además de ganar el Tour de Francia, Fredi Kübler consiguió llevar el maillot arcoíris, que le acreditaba como campeón del mundo. O conseguir el doblete Flecha Valona – Lieja durante dos años consecutivos.
Entre sus anécdotas destaca una por encima del resto. Era el Tour de Francia de 1955, el último que correría Ferdi, y la carrera francesa pasaba por Mont Ventoux. De todo el pelotón destacaban dos nombres, Géminiani y Kübler, ambos en cabeza. El suizo, tan cabezón como siempre, atacó a 10 kilómetros de meta. Junto a él Géminiani le advirtió: “cuidado, Ferdi, que el Ventoux no es un puerto como los demás“. Ferdi Kübler, que solía hablar de sí mismo en tercera persona le contestó: “Tampoco Ferdi es un ciclista como los demás“. Finalmente el suizo acabó zigzageando por la montaña francesa llegando a 28 minutos del ganador de etapa. Al día siguiente se retiraría de aquel Tour de Francia, que casualmente sería el último que correría.
Fuente: Rondevanbet